miércoles, 21 de octubre de 2009

Sicario en casa



Sentí tocar fondo ese día que descubrí a que se dedicaba mi hijo, ese que yo había criado a peso de esfuerzo, al que le dí estudio, comida, techo y vestido empeñando mi alma. Sí, Estiven tiene diecinueve años, es un joven aparentemente normal, tiene amigos, novia, le gusta el fútbol, tiene una gran pasión por las motos y me tiene a mí, su mamá; a la que no le importa en que clase de persona la vida a convertido a su hijo, y eso se los diré más adelante, cuando era pequeño veía constantemente como su papá me maltrataba, abusaba brutalmente de mí, lastimosamente el creció odiándolo, lo que lo motivó a asesinarlo; su propio hijo organizó el atentado contra él, el mismo con sus manos y con gran satisfacción me lo confesó el día más triste de mi vida.

Soy madre y sé que lo que el hace no es correcto, el es un sicario, tristemente me doy cuenta hasta hoy cuando lo veo con mis propios ojos asesinar a un muchacho casi de su misma edad, que estaba en su casa escuchando música, vi cuando irrumpió en su habitación, y le dio tres tiros en la cabeza, escuche cuando la victima de mi hijo gritó: “mamá me van a matar”.

Su muerte fue instantánea, pero todo se complicó cuando la mamá de aquel desafortunado que cayó en las manos criminales de lo que yo más amaba, entró a la habitación y vio que su único hijo se encontraba tendido en el suelo bañado en sangre, la reacción de aquella desconsolada madre fue inmediata, se tiró a recoger a su hijo, pedía angustiada ¡auxilio! ¡Una ambulancia maldita sea, se me va morir!

Mi hijo andaba con otro igual o peor que él, este no lo pude identificar, sólo sé que él le propinó dos disparos a la mamá del muchacho afirmando que ella los había visto; salieron huyendo en una moto; yo por mí parte pude salvar la vida de mi patrona, llamé de inmediato a la policía; como siempre llegaron muy tarde, pasados diez minutos después del asesinato, para ese entonces mi patrona había sido trasladada al hospital por los vecinos del sector, los polochos[1] siguieron el mismo protocolo ordinario de siempre: indagaron que había pasado, sellaron el espacio donde ocurrió el atentado, veía a la gente tratando de entrar a la casa solo para ver y saciar el morbo que tenemos por la sangre, en ese momento me sentí tan impotente, me dieron ganas de cogerlos a todos y echarlos del lugar, menos mal la policía pudo impedir que esta tragedia se convirtiera en el chisme del barrio, pidió a la multitud prudencia respecto al caso.

El momento llegó, me tocaba a mí responder por lo que había ocurrido allí, sentí confusión y nerviosismo, creía que todos sabían el gran secreto, que el culpable de esta muerte; que para mí era injusta, era mi hijo, mi niño. Di la declaración y quedaron de llamarme por si ocurría algo.

Después de todo este episodio, me dirigí hacia mi casa, renuncie a los pocos días en mi trabajo, el cargo de conciencia no me dejaba tranquila, mi hijo no sabia que yo trabajaba allí, y que ese día que me dijo que iba a hacer una vuetica con un amigo yo me enteraría de su secretico.

No podía mirarlo a la cara, no sé cómo lograba conciliar el sueño, después de haber matado a alguien, acaso esta muerto por dentro que no le remordía su conciencia.

Desde ese día empecé a entender muchas cosas de su comportamiento, ahora entiendo de donde saca plata para comprar todo lo que le entra en gana, cómo pagó aquella costosa operación que me hicieron, porqué sus repentinas salidas en las noches, porqué su novia se preocupaba y lloraba cuando él se iba; ahora todo eso lo sé, y no encuentro que hacer.

Ahora siempre que salía me imaginaba que iba a hacer lo mismo que hizo aquel día, y no puedo evitar sentir un dolor inmenso e incontrolable en lo más dentro de mí, porque sé que debe tener muchos enemigos, y que cualquier día de estos lo van a matar frente a mí y sentiré lo mismo que sintió aquella mujer.

Para todo el mundo él será un asesino, él será la peor escoria, él será basura; pero para mí él, es la luz de mis ojos, es mi vida, es la razón por la que sigo aquí viva, él me salvó la vida.

Cada vez se están presentando más asesinatos en el municipio, y sé que mi hijo tiene que ver mucho con esto, el es culpable del dolor por el que pasan los familiares de aquellos que el les robó sus vidas, sus ilusiones, sus padres, sus hijos, sus, madres, en fin.

El día que yo temía llegó, aquella mañana mi hijo salió como siempre, me pidió la bendición, se despidió de mí con mucho cariño y me dijo: “mami, ahora más tarde vengo, ahí en la mesa te dejo una menuda para que hagas el almuerzo”

En compañía de uno de sus amigos, llegó una hora después, lo noté preocupado, ansioso y muy asustado; entró a su cuarto y empacó ropa, yo le pregunté que le había ocurrido y me respondió “mami, me tengo que ir, vienen por mí, me van a matar, no cumplí con un trabajito que tenía que hacer, pero yo no puedo matar a mi novia”.

-Yo le dije: ¿cómo así?

-El respondió: si mamá yo soy una porquería, he matado a muchos por plata y mi patrón me encargó que matara a la hija de uno de sus enemigos, pero cuando me enteré que era ella no pude hacerlo.

-Hijo yo lo sé todo, no hablemos de esto ahora, ¿para donde te vas? ¿Cuándo te voy a ver? Tantas preguntas le hice en este momento, mientras que su amigo lo esperaba y le decía “vamos, pirobo que ya nos están esperando allá afuera, después hablas con ella”

Salió llorando en su moto, segundos después oí varios disparos y un choque de una moto.

Ya sabía que había pasado, me lo habían matado, salí corriendo desesperada, en busca de él, y lo encontré tirado en el piso moribundo, lleno de sangre, él me miraba trataba de hablarme, me decía “mami perdóname por todo el dolor que te estoy causando, te juro que nunca quise convertirme en esto, pero todo inició con el asesinato de mi padre, desde ahí empecé a hacerlo porque creía que esto era fácil”

Aquí entendí el gran dolor de aquellas madres que les asesinan a sus hijos, lloré, grité desconsolada, pedía auxilio y nadie se movía por miedo a que los malditos sicarios que me lo dejaron aquí tendido en el piso como a un perro volvieran.

Su vida se desvanecía ante mis ojos y lo último que me dijo fue que me amaba y que lo perdonará. Así termina mi historia, mejor dicho la historia de los dos, ya yo no soy la misma, no le encuentro sentido a esta cochina vida, que no vale nada porque con cualquier peso matan, ahora me preparo para irlo a despedir a un lugar que nunca pensé ir por este motivo, definitivamente creí que el me iba a enterrar cuando yo muriera de vieja o de la enfermedad, que desgraciadamente con este trabajo sucio me curó; hubiese preferido morir sin saber en realidad a que dedicaba él.

Sentí tocar fondo ese día que descubrí a que se dedicaba mi hijo, ese que yo había criado a peso de esfuerzo, al que le dí estudio, comida, techo y vestido empeñando mi alma. Sí, Estiven tiene diecinueve años, es un joven aparentemente normal, tiene amigos, novia, le gusta el fútbol, tiene una gran pasión por las motos y me tiene a mí, su mamá; a la que no le importa en que clase de persona la vida a convertido a su hijo, y eso se los diré más adelante, cuando era pequeño veía constantemente como su papá me maltrataba, abusaba brutalmente de mí, lastimosamente el creció odiándolo, lo que lo motivó a asesinarlo; su propio hijo organizó el atentado contra el, él mismo con sus manos y con gran satisfacción me lo confesó el día más triste de mi vida.

Soy madre y sé que lo que el hace no es correcto, el es un sicario, tristemente me doy cuenta hasta hoy cuando lo veo con mis propios ojos asesinar a un muchacho casi de su misma edad, que estaba en su casa escuchando música, vi cuando irrumpió en su habitación, y le dio tres tiros en la cabeza, escuche cuando la victima de mi hijo gritó: “mamá me van a matar”.

Su muerte fue instantánea, pero todo se complicó cuando la mamá de aquel desafortunado que cayó en las manos criminales de lo que yo más amaba, entró a la habitación y vio que su único hijo se encontraba tendido en el suelo bañado en sangre, la reacción de aquella desconsolada madre fue inmediata, se tiró a recoger a su hijo, pedía angustiada ¡auxilio! ¡Una ambulancia maldita sea, se me va morir!

Mi hijo andaba con otro igual o peor que él, este no lo pude identificar, sólo sé que él le propinó dos disparos a la mamá del muchacho afirmando que ella los había visto; salieron huyendo en una moto; yo por mí parte pude salvar la vida de mi patrona, llamé de inmediato a la policía; como siempre llegaron muy tarde, pasados diez minutos después del asesinato, para ese entonces mi patrona había sido trasladada al hospital por los vecinos del sector, los polochos siguieron el mismo protocolo ordinario de siempre: indagaron que había pasado, sellaron el lugar donde ocurrió el atentado. Veía a la gente tratando de entrar a la casa solo para ver y saciar el morbo que tenemos por la sangre, en ese momento me sentí tan impotente, me dieron ganas de cogerlos a todos y echarlos de allí, menos mal la policía pudo impedir que esta tragedia se convirtiera en el chisme del barrio, pidió a la multitud prudencia respecto al caso.

El momento llegó, me tocaba a mí responder por lo que había ocurrido allí, sentí confusión y nerviosismo, creía que todos sabían el gran secreto, que el culpable de esta muerte; que para mí era injusta, era mi hijo, mi niño. Di la declaración y quedaron de llamarme por si ocurría algo.

Después de todo este episodio, me dirigí hacia mi casa, renuncie a los pocos días en mi trabajo, el cargo de conciencia no me dejaba tranquila, mi hijo no sabia que yo trabajaba donde él cometió y que ese día que me dijo que iba a hacer una vueltica con un amigo yo me enteraría de su secretico.

No podía mirarlo a la cara, no sé cómo lograba conciliar el sueño, después de haber matado a alguien, acaso esta muerto por dentro que no le remordía su conciencia.

Desde ese día empecé a entender muchas cosas de su comportamiento, ahora entiendo de donde saca plata para comprar todo lo que le entra en gana, cómo pagó aquella costosa operación que me hicieron, porque sus repentinas salidas en las noches, porque su novia se preocupaba y lloraba cuando él se iba; ahora todo eso lo sé, y no encuentro que hacer.

Ahora siempre que salía me imaginaba que iba a hacer lo mismo que hizo aquel día, y no puedo evitar sentir un dolor inmenso e incontrolable en lo más dentro de mí, porque sé que debe tener muchos enemigos, y que cualquier día de estos lo van a matar frente a mí y sentiré lo mismo que sintió aquella mujer.

Para todo el mundo él será un asesino, él será la peor escoria, él será basura; pero para mí él, es la luz de mis ojos, es mi vida, es la razón por la que sigo aquí viva, él me salvó la vida.

Cada vez se están presentando más asesinatos en el municipio, y sé que mi hijo tiene que ver mucho con esto, él es culpable del dolor por el que pasan los familiares de aquellos a quien les roba sus vidas, sus ilusiones, sus padres, sus hijos, sus madres, en fin.

El día que yo temía llegó, aquella mañana mi hijo salió como siempre, me pidió la bendición, se despidió de mí con mucho cariño y me dijo: “mami, ahora más tarde vengo, ahí en la mesa te dejo una menuda para que hagas el almuerzo”

En compañía de uno de sus amigos, llegó una hora después, lo noté preocupado, ansioso y muy asustado; entró a su cuarto y empacó ropa, yo le pregunté que le había ocurrido y me respondió “mami, me tengo que ir, vienen por mí, me van a matar, no cumplí con un trabajito que tenía que hacer, pero yo no puedo matar a mi novia”.

-Yo le dije: ¿cómo así?

-El respondió: si mamá yo soy una porquería, he matado a muchos por plata y mi patrón me encargó que matara a la hija de uno de sus enemigos, pero cuando me enteré que era ella no pude hacerlo.

-Hijo yo lo sé todo, no hablemos de esto ahora, ¿para dónde te vas? ¿Cuándo te voy a ver? Tantas preguntas le hice en este momento, mientras que su amigo lo esperaba y le decía “vamos, pirobo que ya nos están esperando allá afuera, después hablas con ella”

Salió llorando en su moto, segundos después oí varios disparos y un choque.

Ya sabía que había pasado, me lo habían matado, salí corriendo desesperada, en busca de él, y lo encontré tirado en el piso moribundo, lleno de sangre, él me miraba tratando de hablarme, me decía “mami perdóname por todo el dolor que te estoy causando, te juro que nunca quise convertirme en esto, pero todo inició con el asesinato de mi padre, desde ahí empecé a hacerlo porque creía que esto era fácil”

Aquí entendí el gran dolor de aquellas madres que les asesinan a sus hijos, lloré, grité desconsolada, pedía auxilio y nadie se movía por miedo a que los malditos sicarios que me lo dejaron aquí tendido en el piso como a un perro volvieran.

Su vida se desvanecía ante mis ojos y lo último que me dijo fue que me amaba y que lo perdonará. Así termina mi historia, mejor dicho la historia de los dos, ya yo no soy la misma, no le encuentro sentido a esta cochina vida, que no vale nada porque con cualquier peso matan, ahora me preparo para irlo a despedir a un lugar que nunca pensé ir por este motivo, definitivamente creí que él me iba a enterrar cuando yo muriera de vieja o de la enfermedad, que desgraciadamente con este trabajo sucio me curó; hubiese preferido morir sin saber en realidad a que dedicaba.

Forma coloquial de decir policía


[1] Forma coloquial de decir policía

domingo, 6 de septiembre de 2009

Damas de la noche

No sé qué tienen ellas de especial que embrujan a los hombres, quizás sea la esencia de sus cuerpos: sus ojos de mil colores, sus curvas o la esencia de sus miradas que los atrapan. Ellas venden besos en esquinas, callejones y alrededor de esta calle sombría, que de día es conocida por su actividad pesquera, y que de noche se convierte en el derroche de los que buscan escapar de la rutina. Por cosas del destino terminan aquí pérdidas en este mundo de oscuridad, perversión, drogas, alcohol, diversión y prostitución.

Saber aprovechar sus atributos es poder manipular fácilmente a quien ellas consideran merecedor de sus besos y caricias; ellas son especialistas en el tema de la seducción, engañan con arte y maña.
Cada noche es un nuevo día para ellas, con sus atuendos algunos insinuantes otros no tan atrevidos, salen en busca de aventuras; mujeres interesantes, que no ceden rápidamente a las pretensiones de los hombres y con el misterio que las caracteriza a muchas de ellas, juegan a las niñas difíciles. Si algo aprenden en este oficio con el pasar del tiempo es la forma de atraer, y más que eso, de enamorar con sus miradas, con sus caricias y con sus palabras.

Después de noches desenfrenadas de engaños y fantasías, creados en este ambiente, donde se respira inconformidad, necesidades, problemas; descargados por quienes recurren a estos lugares, que desean encontrar un poco de diversión y erotismo para salir de la monotonía de sus vidas, en el cual los protagonistas de la historia son: masoquistas y sádicos, menores de edad y ancianos, mujeres aburridas de sus maridos y maridos insatisfechos; sus cómplices, las damas de la noche.

Para muchas de ellas cada noche es un nuevo encuentro con el mundo, debido a sus condiciones, les corresponde pensar que van a usar para no pasar desapercibida (su maquillaje, sus ropas, su aroma).

Como todas las mujeres “normales” ellas tienen sueños, debilidades, temores; que guardan en lo más escondido de su interior, ya en la noche nada de esto importa, lo primordial es siempre proyectar seguridad para no ser víctima ni de los clientes y compañeras de oficio.

¿De qué artimañas se valen para seducir y cobrar dinero, cuál es el secreto?
Pues de ellas más que su belleza, atraen la forma de caminar, de sonreír, de mirar y de “hacer el amor”; y qué decir de la juventud, que deben aprovechar antes de que pasen los años.

Ahora sumergidas en este lugar, donde las calles son de mil colores y sonidos, debido a los establecimientos que hay en ellas como: bares, cantinas, plagadas de toda clase de mujeres (rubias, morenas, bajas, altas, baratas, caras, jóvenes, adultas, gordas, flacas…) la venta de alucinógenos, la violencia a que se exponen cada noche… es una lucha constante entre clases, estilos y gustos.
Reflejando que la vida nocturna no es para nada fácil; intentan salir adelante; a pesar de que la sociedad cada noche las discrimine, las señale y las satanice.

Cada mañana después de terminar con sus oficios, piensan qué será de sus vidas cuando ya sus cuerpos no den más, cuando salgan las señales de la edad, cuando por “amor” ya no les paguen más. Mientras eso pasa tienen que enfrentar la vida; aunque por dentro lleven cicatrices en el alma que jamás sanarán. Esto es algo que muchos no saben, estas mujeres no pueden dejar ver sus miedos, su vida nocturna está abierta a todo tipo de encuentros, así que su corazón lo dejan en casa, porque su rol para la noche es el de mujer alegre, comprensiva y seductora: por eso es que les pagan; para que complazca a aquellos que suplan alguna necesidad carnal y muchas veces emocional.

Viviendo su sexualidad sin tapujos y sin límites, y además cobrando por eso, ellas guardan miles de secretos acerca de los personajes que visitan estos lugares, que no solo son borrachos y hombres del común; muchos personajes que acuden a estos lugares para sacar a flote toda su perversión, y la vida sexual de una metrópoli desfila por estos prostíbulos, que quedan en las manos expertas de mujeres como ellas.

Sus experiencias en este oficio van desde un streep tease, hasta la forma de cómo ser buenos amantes, así que de ellas hay mucho que contar… enseñan a mujeres a jugar con sus cuerpos, a disfrutarlos, sentirlos y expresarlos; y a hombres que sienten que sus parejas están inconformes les enseñan el arte de seducir, les hablan del lenguaje corporal, es decir, aquello que no trasmites con las palabras sino con tu postura corporal, tus movimientos, tu manera de tocar, de mirar. Aunque son prostitutas, no se consideran eso: piensan que son instructoras en el arte del amor por la diversidad en sus oficios.

Volviendo a la calle que es de donde surgen todas sus historias, se encuentran con sucesos inciertos como la prostitución de menores de edad, el maltrato que sufren algunas mujeres por parte de sus jefes y sus clientes (la humillación por la que tiene que pasar algunas por mostrar debilidad ante los que tienen “el poder”), la mezcla de drogas por parte de ciertos habitantes de los sectores que recurren a ellas para olvidar la podredumbre de sus vidas.

Procuran vivir en un mundo de fantasías que les ayude a no caer en la depresión total, sus comportamientos en las calles son muy particulares: mujeres que enseñan todos sus atributos, algunas que no muestran sus curvas, muchas dicen palabras obscenas que puedes prestarse para mal interpretaciones; otras se refugian en vicios como lo es fumar y de eso se valen muchas para aprovechar muy bien con sus mañas y lograr convencer, otras no acostumbran a beber por razones muy personales como: el no envejecer, la fácil manipulación por parte de los clientes. Estas se dicen llamar mujeres astutas que han aprendido a vivir en este lugar sin que las engañen, las usen o lo que es peor que las violen y les contagien de alguna enfermedad como les ha pasado a muchas que tuvieron peores suertes, puesto que quedaron embarazadas.

La vida nocturna es muy peligrosa, entre ese ir y venir de risas, olores como lo son el del cigarro, licor y perfume barato se esconde la tristeza de madres solteras que viven de su cuerpo, que son mal pagadas, y de otras que a pesar de su belleza y juventud no saben un oficio diferente, y tan rentable como este.

Ésta es la suerte con que cuentan estas mujeres, la soledad que las acompañan en un camino lleno de obstáculos, ese agujero negro donde muy pocas tienen la oportunidad de salir, mujeres que poco a poco acaban con sus ilusiones, que sienten que sus vidas no valen la pena, porque son tomadas como una mercancía, porque las personas que las buscan tienen la falsa creencia de que ellas están hechas para eso.
Para terminar se puede hablar sobre lo que representa para estas mujeres valientes y buenas actrices el dinero: (bienestar, solución a necesidades) no importando su dignidad y los problemas que este les traiga en su vida familiar y la carga de perjuicios de toda la sociedad; y para sus clientes la compañía (placer y desahogo).